Además de la flora y la fauna terrestres, también hay flora y fauna marinas. En particular, la escasa profundidad y pendiente del fondo marino oriental y las características meteorológicas marinas favorecen el desarrollo de extensas praderas de Posidonia oceanica, características típicas de la isla. Las praderas desempeñan un papel fundamental contra la erosión costera, estabilizando el lecho marino incoherente y limitando la acción del movimiento de las olas mediante el aparato foliar. La Posidonia es una planta endémica del Mediterráneo, formada por largas hojas en forma de cinta dispuestas en haces. Las hojas jóvenes y centrales se caracterizan por un color verde claro, mientras que las hojas más viejas adquieren tonos verde oscuro y parduzco. Las praderas son el hábitat de una gran biodiversidad, en la que diversas especies se alimentan, crecen y se reproducen. Las más frecuentes son las estrellas de mar y el bivalvo Pinna nobilis (concha de dos valvas). En cuanto a la ictiofauna, se pueden encontrar varias especies, como caballitos de mar, saraghi, doradas y salmonetes. En cuanto a la distribución, la pradera tiene una extensión considerable en la zona comprendida entre Rada dei Fornelli y Punta Sabina. En el lado occidental, la posidonia está presente localmente entre Punta Tumbarino y Porto Manno della Reale hasta una profundidad máxima de 30-40 m. La pradera parece estar en excelentes condiciones en general y no muestra signos evidentes de degradación, aunque son evidentes porciones de regresión debidas al anclaje excesivo y zonas donde son visibles los surcos de las redes de arrastre. La isla alberga especies de especial importancia naturalista: el alga roja Lithophyllum lichenoides y la lapa gigante, Patella ferruginea. Esta última es una especie muy amenazada, principalmente debido a la excesiva recolección antropogénica. Aquí, los rodales de Patella ferruginea están en buenas condiciones y a menudo están formados por individuos muy grandes (hasta 10 cm de ancho). Las especies animales que se encuentran en los fondos rocosos son las típicas de los arrecifes. Entre ellas, algunas desempeñan un papel especial en las actividades pesqueras, como el pargo, el sargo, la lubina y la langosta, que, sin embargo, sólo pueden encontrarse en fase adulta a profundidades comprendidas entre 15 y 100 m. A lo largo de la costa septentrional también se ha observado la presencia de ejemplares de mero pardo de di-mensiones considerables. También es importante la presencia del saltamontes marino, que se ha incluido en la lista de especies que deben protegerse, ya que está muy amenazado por la captura indiscriminada. La presencia de estas y otras especies, por ejemplo morenas, congrios y pulpos, es una razón definitiva para valorizar los fondos marinos de la isla. Por último, la presencia en las aguas de la isla de cetáceos como el rorcual común ha motivado la inclusión del mar de la Asinara en el proyecto internacional de conservación de la fauna pelágica del Mediterráneo, denominado Santuario de Cetáceos. El medio marino es de especial interés científico para Asinara y se caracteriza sustancialmente por una gran diversidad de comunidades de flora-fauna, un notable valor paisajístico y una excelente calidad del agua. Las ballenas barbadas El rorcual aliblanco pertenece a la familia Balaenopteridae y es un cetáceo que se encuentra en todas las aguas templadas. A veces también se encuentran en aguas menos profundas cerca de la costa. Son de color pardo grisáceo con el vientre blanco y se caracterizan por sus considerables di-mensiones, alcanzando hasta 23 metros de longitud y 70.000 kg de peso, lo que las convierte en el segundo cetáceo más grande del mundo después de la ballena azul. Tienen la cabeza en forma de V, plana en la parte superior. Tienen entre 340 y 400 barbas en las mandíbulas, que sirven para retener al pez y eliminar el agua. Tienen una aleta dorsal muy curvada, de unos 60 cm de altura, las aletas pectorales son pequeñas y luego la aleta caudal que favorece una cierta musculatura para alcanzar una velocidad de 37 km/h. El rorcual aliblanco puede descender a una profundidad de 250 m y permanecer bajo el agua durante 15 min. Migran solos o en grupos de 6/7 individuos. Para comunicarse, emiten diversos sonidos de baja y alta frecuencia que pueden oírse a una distancia considerable, por lo que, aunque estén físicamente distantes, siempre permanecen en contacto. Se alimentan de muchos tipos de animales planctónicos, como crustáceos, calamares y peces pequeños.